Te acercaste a mí,
tocaste mi pecho y lancé mi alma al infierno, sin pactos.
Me cegó tu olor, tu
sabor y el deseo.
Mis manos eran garras
que sujetaban su presa; mi boca ansiosa recorría tu cuerpo como un sendero
húmedo, caliente… hasta llegar a morder la pared y lamer su veneno; tus
piernas, dos árboles furiosos, encadenaban mi razón, mi cabeza.
Lo poco humano que
quedaba de mí se fue con tu grito. Abrí los ojos, tu mirada incendiada dominaba
mi cuerpo que se doblegaba.
La sombra alada de tu
figura cayó sobre mí y nuevamente fui hechizada ante tu gris plata y tu
conjuro.
Mi propio alarido me
sumió en el encantamiento. Sucumbí.
Tu tótem contra mi
kobong.
Como dos bestias, esa
noche, tomamos el bosque. Un cuervo nos condujo hasta nuestro destino.
Lilith abrió sus
brazos y rugió. Las nubes se abrieron para dar paso a la luna.
Ni tú ni yo éramos ya
humanas.
Me encanta!
ResponderEliminarBienvenida y gracias por el comentario
Eliminarmuy bueno
ResponderEliminarJenny, qué bueno verte por aqui!!
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